sábado, 1 de noviembre de 2008

Se abre la puerta..


Cuánto me gusta esperarte. En el buen sentido claro. Y digo buen sentido porque es una espera que merece la pena. Es lunes, las 23.30 h aproximadamente, metes tu llave en casa y entras. Algo cambia en mí. Soy feliz porque ya eres 100 % mía. Yo se lo que me digo. Hoy es sábado, pero son casi las 2 y tu no has metido la llave aun. Tampoco sé a la hora que abrirás la puerta, pero no me preocupa, porque disfruto con esta espera, es mi propia fiesta. Yo expectante, quizá me duerma porque mis ojos me traicionan, pero interiormente estoy pendiente de tu llegada, de mi felicidad completa. Me encantan estos momentos, a veces más largos que otros, pero bonitos, porque tu meterás la llave, abrirás la puerta, vendrás a mí sin dudar, y quizá me abrazarás o besarás, o simplemente me sonreirás, y entonces será el momento en que estaré orgulloso de mi y de ti, de nosotros. Ahora apagaré la luz, me meteré en la cama y me arroparé, esperando el momento que tanto me gusta, escuchar la llave girando, tu llave. Me voy a colocar en posición de abrazo, como si de casualidad se tratase. No te doy la espalda, simplemente me dispongo a disfrutar de uno de los acontecimientos más increíbles que jamás he vivido. Ahora sí, buenas noches.

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