viernes, 17 de octubre de 2008
Apoyado en la ventana de tu coche
Tú me seguías. Aparentemente tranquilo, te tenía delante mío. Como si me controlaras por dentro, sacabas la mejor versión de mí. Te notaba agusto, me notaba agusto. El tiempo volaba y nosotros perdimos su noción. Yo apoyado en la ventana de tu coche me sentía un privilegiado. Hacía frío sí, pero mi interior no estaba para esas sensaciones, mi interior solo estaba pendiente de ti, como mi mirada. Sigo aquí, queriendo empezar una cosa más contigo a tu lado, queriendo impedir que subas esa ventana que tan único me hace sentir, que tan cerca de ti me hace estar.
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